Al describir sus experiencias personales con la ayuda que la Iglesia de Scientology ofrece, el reverendo Youngblood elogió las enseñanzas de L. Ronald Hubbard como que encienden la luz del conocimiento. Dio la bienvenida a la nueva Iglesia de Scientology de Harlem “como un faro de luz en las aguas turbulentas de nuestros tiempos”, añadiendo: “Que llegue a ser un poderoso faro para la gente de Harlem y de cada distrito de nuestra ciudad”.

TRANSCRIPCIÓN DEL VÍDEO:

Como decimos, el Dios de las escrituras cristianas va por caminos inescrutables. Su voluntad no siempre está en la furia de un terremoto, sino también en la inmovilidad y el silencio. Llegó un momento en que yo, el jefe de cuidadores de mi congregación, me di de bruces contra un muro de ladrillos de necesidad.

El cuidador necesitaba algo de cuidado, y rara vez, si es que alguna, los que reciben el cuidado están dispuestos o son capaces de reciclarse o incluso de reinvertir el cuidado que se les dio. Hermanos y hermanas, mi fuerza era débil, mi luz atenuada y mis cargas eran avasalladoras.

Un día se me acercaron algunos de mis feligreses, que son scientologists. Afectuosa y persuasivamente me sugirieron que al menos explorara por mí mismo, sin escuchar rumores, sino que explorase por mí mismo las tecnologías de L. Ronald Hubbard.

Hice el Programa de Purificación. Recibí auditación de Dianética y estudié cursos donde confronté mi pasado: tanto las cosas que me hicieron a mí, como las cosas que yo había hecho. Y la gente empezó a notar mi aura..., ¡mi aura estaba VOLVIENDO!

¿Y sabéis la pregunta? ¿No sabéis la pregunta? “¿Qué estás haciendo? Tienes muy buen aspecto. Tan sereno”.

Y hoy no sería correcto para mí no reconocer a quien merece reconocimiento, mi madre me enseñó eso: “Sé lo bastante grande como para reconocer a los demás”. Y mi testimonio de hoy es que la tecnología de la Iglesia de Scientology de L. Ronald Hubbard me ha llevado a través de cosas extremadamente enmarañadas.

La tecnología me ha ayudado al darme un nombre para algunos demonios como: ¡engramas! Y me enseñaron que nombrar a los demonios es el primer paso, es decir, hasta Clear... “El mundo va mejor cuando tu luz brilla...”. Y vosotros, la Iglesia de Scientology, sois hoy en Harlem, una luz que resplandece.

La tecnología de L. Ronald Hubbard promueve un tipo de educación fundamental. ¿Veis?, él entendió el valor de “hablar en el idioma de la gente”.

Como la Biblia que estudio y leo y predico dice: “La gente común le escuchaba con gusto”. Y Ronald escribió para que todos nosotros pudiéramos comprender.

Con sus enseñanzas, la luz del conocimiento llega y al progresar como individuo de forma constante aumentas tu potencial hasta que ves más verdad en el mundo de la que viste antes.

Así que sí, yo soy un hombre cristiano, y le doy gracias a Dios, en este día en esta ocasión, por esta tecnología que es el legado de L. Ronald Hubbard, que es para la gente. ¡Sí! Gracias a Dios por la vida y el espíritu y el legado de L. Ronald Hubbard.

Nuestras escrituras dicen: “Salid al mundo”. Y los hermanos y hermanas scientologists están ahí fuera tomándose su labor muy en serio. Los scientologists buscan ayudar a gente cuyos rostros nunca han visto, cuyos ojos tal vez nunca vean y cuyos nombres nunca conocerán.

Y cuando se crea la diferencia, entonces las palabras se hacen carne, ya no son declaraciones vacías. Entonces y solo entonces, es la resurrección una realidad y no solo una posibilidad.

Y así, en ocasión de este sueño cumplido hoy, esta Iglesia Ideal de Scientology y Centro Comunitario se eleva como un faro de luz, una torre de esperanza en estas aguas turbulentas de nuestros tiempos. En este día, me viene a la mente la analogía de la semilla.

Pues cuando la riegas y la pones en el terreno adecuado, mirad en lo que se convierte. Así, contemplad la Org Ideal que ha florecido ante nosotros... Que llegue a ser un poderoso faro para la gente de Harlem y de cada distrito de nuestra ciudad.

Muchas gracias y gracias a L. Ronald Hubbard.

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