Tres décadas de crecimiento de la población carcelaria de EE. UU. han llevado a la nación a un umbral que nos hace pensar con preocupación: uno de cada 100 adultos en EE. UU. está ahora confinado tras las rejas. La población carcelaria total es ahora de 2,3 millones, la cifra más elevada del mundo; seguida por China, una nación mucho más poblada, con 1,5 millones. El coste de mantener el sistema penitenciario en EE.UU. superó los 49 mil millones de dólares en 2007, muy por encima de los 12 mil millones de dólares de 1987. Las cifras hablan por sí mismas. Y considerando que el índice de reincidencia es del 80 por ciento, hay una urgente necesidad de una tecnología viable que ofrezca rehabilitación verdadera y duradera de los delincuentes para que puedan convertirse en miembros productivos de la sociedad.

El programa de Criminon funciona en más de 2.100 instituciones penales a lo largo de 38 naciones. Con personal formado en su mayor parte de voluntarios, Criminon también entrena al personal de los correccionales para la entrega de programas de rehabilitación en las prisiones mismas. Los servicios de Criminon se extienden además a los departamentos de policía, centros de menores y programas de prevención del crimen: la ecuación completa para un mundo sin crimen.

Agentes de policía en Mexicali, México, se entrenan en la parte central del programa, titulada El Camino a la Felicidad, un código moral basado en el sentido común.

En las cárceles de Indonesia que imparten el programa de Criminon, la reincidencia cayó a menos del 2 por ciento.

L. Ronald Hubbard descubrió que la clave para la rehabilitación es restablecer la autoestima del individuo. Para ayudar a los reclusos a hacer precisamente eso, los estudiantes de Criminon estudian y aplican los preceptos de El Camino a la Felicidad.

En Taiwán, como ocurre en todo el mundo, los delitos relacionados con la droga explican el aumento de las poblaciones de reclusos. Por esa razón, el programa Criminon incluye un componente de educación sobre la droga para ayudar a los reclusos a entender y superar la adicción.

Criminon entrega sus programas en más de 50 instalaciones de Sudáfrica, desde centros de menores a cárceles de máxima seguridad.

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